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Review This Story || Author: Sandra Raquel

Historia de Angélica

Part 2

Ella se sintió atemorizada y salió del baño, chorreando agua y pidiendo mil excusas. No sólo no la sirvió, sino que el Maestro, la conminó a quedarse mojada durante la clase, asignándola previamente un castigo de 50 latigazos por no estar levantada y aseada a tiempo y otro segundo castigo de 30 latigazos por hablar sin permiso.

La clase fue una verdadera tragedia para la pobre Aline. Y le fueron apuntados otros dos castigos más. Uno por 23 azotes y el otro por 44, por diversos motivos.

Aline estaba desecha, ya que el Maestro la había indicado el que debería acompañarle a su casa para recibir el castigo, pero ella no debía abandonar la mansión, según lo que le dijera André.

Por lo tanto, no tuvo mas opción que denegar su aparición y el Maestro, dijo :

- De acuerdo, vendré esta noche. Pero redondea toda la cantidad a 200 azotes.

El Maestro se fue y Aline quedó algo angustiada por lo que la esperaba por la noche. Además, ella se había despertado con la idea de amar a André, que tan feliz la había hecho la noche anterior.

Cuando André apareció en el dormitorio, ella le contó todo lo sucedido y él, tan sólo exclamó :

- No me importan los azotes que recibas. Lo que me importa es que no seas capaz de acatar órdenes. La pena es, que pensaba llevarte a una fiesta esta noche, pero sí va a venir tu tutor, lo arreglaré para otra ocasión.

- André, me he negado a ir a su casa por lo que me dijiste acerca de mi seguridad, pero si tú me acompañas ahora, podría estar libre para tí el resto del día.

- ¡Ah!, en ese caso cambian todas las circunstancias. Ahora mismo voy a llamarle y quedaré con él.

André, se puso en contacto con el Maestro y éste accedió a regañadientes, pero puso la condición de que los azotes aumentasen a 250, siempre que ella estuviera en ayunas, o bien a 300 si había almorzado.

André le expuso la cifra a Aline y ésta accedió a que fueran lo más pronto posibles.

Por tanto salieron los dos de la casa y se dirigieron hacia la del Maestro. Aline, tan sólo vestía un portaligas y medias rosas y una capa blanca, por la que asomaba parte de su desnudez y sobre todo unos zapatos, también blancos.

La casa del Maestro, era casi mas lujosa que la de André, aunque menos grande. Nos recibió con una amplia sonrisa y nos llenó de atenciones.

El Maestro habló con André, tras haberse apartado de Aline. La verdad es que su plan estaba dando unos frutos extraordinarios. Se rieron a carcajadas ante ella, mientras les miraba algo aturdida.

Mientras su maestro y su amor, reían, pudo observar a varias criadas deambular por aquella estancia. Vestían algo indecorosas, ya que llevaban al descubierto todas sus partes traseras, mientras que las delanteras estaban tenuemente camufladas.

Pensó, que debía ser lo normal en aquella casa. En estos pensamientos se encontraba, cuando la mano de André la hizo volverse para escuchar :

- Cariño, es la hora. Acompaña a tu Maestro y haz todo lo que él te diga. Te esperaré aquí. Pórtate bien.

Aline, miró a su Maestro y se dirigió hacia él, mientras André la quitaba la capa, con lo cual quedaba desnuda ante todo el servicio.

No se preocupó en exceso de su desnudez y sí del castigo que la esperaba.

Bajaron hasta el tercer sótano. Hubiera sido, hasta confortable, si no fuera porque allí iba a ser castigada.

Había 2 encapuchados semi desnudos, que portaban vergajos. Mi Maestro, me dio un fuerte empellón, por el que salí disparada hacia ellos, dando traspiés. La verdad es que estuve a punto de caer. Pero, fui capaz de mantenerme en pie en todo momento, hasta llegar a la altura de aquellos dos varones. Tan sólo, se limitaron a cogerme de un brazo cada uno de ellos y obligarme a caminar hasta unas cadenas que caían en el centro de la estancia.

Fui amarrada a ellas y entonces el Maestro, dijo :

- Volveré dentro de un par de horas. Ha de ser flagelada con 250 azotes. Vosotros deberéis elegir las zonas de su cuerpo.

Y sin más, abandonó la estancia, dejándome a merced de aquellos dos individuos.

Aline, vio como cada uno de ellos se posicionaba. Uno al frente y el otro a su espalda. Cerró los ojos, como no queriendo ser testigo del daño que la iban a infligir.

El castigo comenzó con excesiva brutalidad para una hembra tan joven, por lo que perdió la consciencia, tras los primeros 100 azotes.

Fue despertada por medios poco recomendables. Y cuando fue consciente, siguió recibiendo el castigo, hasta que de nuevo se desvaneció tras el azote nº 170.

Como todavía faltaba algo más de una hora para la aparición del Señor, la dejaron reanimarse, tras despertarla con un cubo de agua helada y otro de sus orines. Hacía ya rato, que la habían desposeído del resto de prendas que llevaba.

Aline, no daba crédito al horror que la tocaba vivir. Odió al Maestro y a aquellos varones que tan vilmente la castigaban.

Cuando Aline, estuvo algo mas reanimada, los azotes volvieron a atentar contra su cuerpo. Y en esta ocasión recibió el lote completo hasta el total.

Sus quejidos, lamentos, lágrimas y gritos fueron presenciados por André, que agradeció al Maestro el deferente trato que llevaba a término con su pupila. Ambos, realmente, estaban en las nubes al presenciar el rigor del castigo y las marcas que iban quedando en el cuerpo de Aline.

Cuando apareció el Maestro, Aline colgaba de sus ataduras sin fuerzas para sostenerse. Su cuerpo eran todo marcas y grandes manantiales de sudor y lágrimas.

A una orden suya, los varones se retiraron y el Maestro se aproximó frontalmente a su alumna. La cogió el mentón y la dijo :

- Aline. Su castigo ha terminado, pero he sido ofendido por su debilidad. La creía mas dura y pura. No deseo causarle mayores males, pero le será aplicado el bálsamo especial, para que aprenda a ser fuerte y respetar a su maestro.

Aline, se sintió excesivamente agobiada para poder tan siquiera mirar al Maestro y se dejó hacer todo sin replicar.

Sufrió grandes espasmos por espacio de una hora.

Al término de los tormentos, fue André quien la ayudó a ponerse las medias y el portaligas. Luego la calzó y le colocó la capa sobre los hombros. Y sin más, partieron hacia casa.

Aline, se sentía tremendamente débil y daba traspiés casi continuamente. Cuando llegaron a la casa, André la condujo hasta el baño para que terminara de quitarse los restos del bálsamo.

Aline, casi no tenía fuerzas para enjabonarse, por lo que André se desnudó y se metió con ella en la bañera. La apretujó contra sí y la pasó con fuerza la esponja con fuerza por todas las partes mas sensibilizadas de su cuerpo, mientras escuchaba con agrado sus gemidos y lamentos.

Cuando lo creyó oportuno, salió del baño y la indicó el que le siguiera, mientras el se iba secando.

Aline obediente, sacó fuerzas y le siguió empapada y chorreante hasta la terraza, en donde él se echó en una tumbona y la pidió que le masajeara todo el cuerpo. Realizó todas las peticiones, haciendo grandes esfuerzos por mantenerse en pie.

André pensó, que ya era hora de almorzar y pidió la comida para tres.

Aline, se quedó algo desconcertada, pero se animó de golpe, cuando André le explicó que 2 raciones eran para ella.

Comieron con frenesí y bebieron, quizá en demasía. Pero Aline, al sentir que las fuerzas volvían a ella, se sintió renacer y consiguió engatusar a André, que cayó en las redes inequívocas del amor.

Aline, se dejó llevar en todo momento por su protector. Creyó enloquecer de placer, cuando él la penetró lenta y profundamente. Produciendo entradas y salidas que la hacían variar a otras dimensiones.

La sesión duró mas de 2 horas, en las que Aline, consiguió tener tres orgasmos, o cómo ella lo llamaba tres felicidades.

Después de tanto ajetreo, el cansancio invadió sus cuerpos y dormitaron muy unidos hasta el anochecer.

Fue André, quien despertó a Aline, diciéndola :

- Querida, debes levantarte. Tenemos que acudir a una fiesta.

Pero ella se enroscó en él y consiguió tener otro orgasmo, con lo que se sintió feliz y contenta de pertenecer a él.

Consiguieron llegar a la fiesta y se divirtieron mucho, a pesar de los lances mal intencionados, que recibió ella.

Cuando volvieron a la casa, estaba amaneciendo. Aline, se acurrucó en el hombro de André y le dijo :

- André, he de ponerte al corriente de mi situación con el Maestro. Me condena con un castigo por lo más mínimo. ¿Habría alguna forma de que me respetara algo más?.

- Querida mía. Es posible que ahora no entiendas nada de esto, pero todo está hecho por tu bien. Si el Maestro decide que debes recibir 50 latigazos, tan sólo es por tu bien, aunque a tí te duelan y sufras la humillación. Has de obedecerle en todo. Y si te atormenta durante la clase, agradéceselo. E incluso pídele más. No creo que llegues a comprenderme, pero ésta es la mejor solución para tí.

Aline, quedó algo deshecha y entristecida. Se armó con algo de valor, al pensar que quizá André la poseería, cuando llegaran a casa.

Pero, no sucedió tal cosa. André se acostó y la encomendó el que permaneciera despierta y desnuda junto a él.

Aline, pudo ver el dulce dormir de su amado, mientras ella tiritaba de frío, desnuda ante él.

Cuando las campanas anunciaron las 8 de la mañana, André se despertó y viendo a Aline junto a él, la abrazó y la poseyó, aunque algo brutalmente. Cosa que Aline no percibió.

Al dar las 9, Aline se dirigió al baño y se aseó a conciencia. André, hacía ya mucho rato que se había ido.

Salió del baño, seca y perfumada. Esto último se lo había indicado su maestro el día anterior.

Pasó el tiempo y dieron las 10. Era la hora de la angustia. El día anterior el Maestro la había tenido con los brazos en cruz, sujetando un libro en cada mano.

El Maestro apareció y la vio de rodillas y con los brazos en cruz.

Ella, nada mas verle, le pidió permiso para hablar, sin levantar su vista del suelo. Y él, tan sólo la dijo, habla :

- Maestro. Creo estar como me ordenásteis, pero desearía que me asestárais vos el primer castigo personalmente.

- Señorita Aline. Tendré mucho gusto en azotar vuestro hermoso cuerpo, pero la sesión de hoy será terrorífica para vos y creo que sería mas conveniente el que conservárais las fuerzas.

- Como creáis mejor para mí. Ordenadme y enseñadme.

Aline soportó toda clase de arrebatos por parte del Maestro durante la clase. La mayor parte de ellos a base de fusta. Cuando la clase concluyó, él la dijo :

- Aline, la clase de hoy continuará a las 12 de la noche en mi casa. No os preocupéis de más, he hablado con André y habéis sido cedida a mí. Seréis humillada ante todos mis invitados. Hoy no hay castigos. Adiós.

Aline, no consiguió ver a André en todo el día, por lo que tuvo que comer sola y pasar toda la tarde temblorosa.

André apareció a las 10 de la noche. Aline estaba en su cuarto tumbada en la cama. André al verla la dijo :

- Aline, ponte el portaligas y las medias rojas. Llévate la capa negra y los zapatos del mismo color. Y apresúrate, por favor. Te queda menos de una hora para llegar hasta la casa del Maestro.

- André, ¿No vas a llevarme tú?.

- No. Irás sóla. Aquí nadie puede atacarte. Pórtate bien y aguanta todo. Ahora, prepárate.

Aline se vistió las prendas descritas y tras cubrirse con la capa, dio un beso a André y salió al exterior.

La noche era cálida y apacible. Caminó con paso enérgico y consiguió llegar a la casa del Maestro a las 10,45.

Lo encontró sentado en una terraza próxima a la escalinata. Se fue hacia él y le presentó sus respetos. El, siempre atento, le quitó la capa y pudo admirar su cuerpo a la luz de la luna. La ofreció un licor, que ella agradeció. Y entonces él, la explicó el plan :

- Aline. Esta noche es la ideal para atormentarte sicológicamente. Van a acudir muchos invitados, que verás con el tiempo en tu casa. Vas a estar con la ropa que llevas ahora, ante ellos. Serás insultada, abofeteada, golpeada y sobre todo humillantemente vejada. Y tú lo vas a aceptar todo en silencio. Serás presentada como mi pupila, a quien se interese por tí. En momento alguno, debes evitar a los invitados y además deberás obedecerlos en todo. Y he dicho todo, por muy mal que te parezca. Espero y confío en no tener quejas de tí.

- Haré cuanto pueda, Maestro, pero ¿no podría estar algo mas decente ante los invitados?.

- No me has entendido. Harás todo sin rechistar. Además, quiero presentarte así, para que no haya dudas de ellos con respecto a tí. Ahora, vamos al hall. Allí recibiremos a los primeros invitados, que ya no tardarán en llegar.

El Maestro se levantó y tendió su brazo a Aline, que le imitó y le acompañó hasta el hall. Pudo observar como algunas doncellas y parte del servicio, hacían comentarios sobre su desnudez.

El primero de los invitados, llegó a los pocos minutos. Tras saludar al Maestro, se acercó a Aline y la palpó los pechos descaradamente ante la presencia de todos. La retorció los pezones, mostrando sadismo en sus actos, hasta que ella exclamó, mientras se retorcía de dolor.

Cuando el invitado fue acompañado al gran salón, el Maestro se acercó a Aline y la recriminó por su debilidad. Y la pidió que para el resto de los invitados, mantuviera los brazos en cruz.

El siguiente invitado, apareció a los pocos minutos y se quedó admirado al contemplar la desnudez de la joven. Saludó al anfitrión y pidió una fusta a una doncella que estaba próxima a Aline.

Cuando lo tuvo en la mano, lo alzó y lo cruzó repetidas veces en los pechos de Aline. Esta, bien por temor a nuevas reprimendas, o por obediencia, tan sólo gesticuló tras los impactos, que la dejaron ligeras marcas.

La siguiente aparición la constituyeron dos varones, altos y fuertes como robles, que tras saludar al anfitrión se propasaron con la joven a la que agredieron algo brutalmente, llegando a golpearla en el vientre y la boca del estómago repetidas veces, por lo que Aline no tuvo mas remedio que soltar exclamaciones de dolor y doblarse por la cintura, pero manteniendo los brazos en cruz.

El maestro se acercó a Aline y la enderezó, mientras la sermoneaba por su debilidad y de vez en cuando la abofeteaba, tanto en los pechos como en las mejillas.

Y por fin apareció el último de los invitados. Era el mas inhumano de todos los presentes. Su sadismo no conocía límites, aunque aquella noche se comportara conforme a las reglas del Maestro.

Se enfrentó descaradamente con Aline. La insultó brutalmente, mientras la abofeteaba y la retorcía los pezones.

Entonces, el Maestro se acercó a la pareja y les pidió que pasaran al salón, pues ya no se esperaban mas invitados. Aquel hombre tendió su brazo al que Aline se enganchó y juntos, los tres, pasaron al salón.

Los otros 4 individuos se quedaron admirados al presenciar la entrada de la joven. Realmente, formaban el peor grupo que pudiera imaginarse para la integridad de una jovencita.

Todos eran amigos de André y sabían de antemano, que aquella joven tenía bastantes posibilidades de convertirse en su futura esposa, por lo que les cabía la alegría de prepararla para futuras visitas.

Cada invitado tenía su fijado su puesto en la mesa.

Aline, quedó entre el último barón y el Maestro.

Las doncellas habían sido seleccionadas de entre las que estaban siendo castigadas. Era una forma de conmutar su pena. Debían actuar con oídos sordos y ser mudas durante toda la velada.

Aline, tenía la cabeza baja y los ojos tristes. Su compañero se dio cuenta y la hizo levantar, paseándola ante todos los invitados, de forma que cada uno de ellos la hiciera una perrería.

Fue pinchada con tenedores, golpeada en los pechos y en el vientre. La introdujeron objetos por su vagina y por el ano. En fin, un verdadero calvario para la joven, a la que tan siquiera habían atado las manos.

Cuando fue devuelta a su asiento, se encontró terriblemente humillada y afligida.

Durante el transcurso de la cena, el sadismo fue subiendo de tono. La dijeron mil burradas y barbaridades, que ella aceptó como mejor pudo. En momento alguno intentó huir o evadir un tormento.

El propio Maestro, estaba admirado del comportamiento de su pupila.

Aline, soportó con verdadero estoicismo, los sarcasmos, burlas, insultos y hasta acciones mas o menos dolorosas, como el vertido sobre su cuerpo de salsas calientes y punzamientos con tenedores u otras herramientas.

Lo único negativo, fue el que se negó a probar bocado durante la cena, aunque aceptó el vino y los licores, por lo que terminó algo mareada.

No se llegaron a mayores actos vandálicos, salvando los acontecidos. El último invitado en aparecer, se ofreció en acompañarla hasta la mansión de André y lo hizo así :

- Queridos amigos, es ya bastante tarde y esta jovencita debe regresar a su casa. La acompañaré personalmente, pero os prometo agredirla salvaje y sádicamente durante todo el trayecto. Ahora nos vamos. ¡Buenas noches!

El anfitrión se levantó y con él, todos los asistentes, incluida Aline, que salió acompañada por aquel varón.

Caminó en silencio durante todo el trayecto, mientras soportaba toda clase de impertinencias y malos tratos por parte de su acompañante.

Pararon en una llanura llena de plantas parásitas, la mayor parte zarzas y cardos silvestres. La luna iluminaba todo el conjunto algo fantasmagóricamente.

Y en aquel lugar, Aline, tuvo que soportar el que su compañero la atormentase con las púas punzantes de los cardos, sobre todo en sus pechos y la vagina.

Cuando por fin, Aline vio su casa, respiró aliviada. Pensó que allí terminarían sus males, pero lo que no pensó era la hora en la que regresaba. Quedaba algo menos de una hora para el amanecer.

Entró en la casa, acompañada de aquel detestable varón y subieron hasta la habitación de André.

André al despertarse, de aquel modo se llenó de ira y lo primero que hizo, fue el abofetear a Aline, ante aquel hombre por lo tardío de su regreso.

Cuando la dejaron tranquila, se metió en la cama y lloró todo lo que no había podido hacer días atrás.

Pero no la dejaron en paz, ya que la pidieron que les llevara el desayuno a la terraza. Comenzaba a amanecer y Aline, sentía un profundo cansancio para enfrentarse al Maestro en pocas horas.

Para colmo de males, André la había pedido el que se desnudara del todo y sirviera de compañía a su invitado.

Aquel amigo de André, no se cortó lo más mínimo y arremetió en varias ocasiones contra alguna de las partes mas sensibles de ella, mientras André le reía las gracias.

Acababan de dar las 9 de la mañana, cuando aquel hombre dijo:

- Creo André, que esta joven debería bañarse y prepararse para el Maestro. ¿Sería posible el que la calentara un poco, para que le recibiera de forma más cálida?.

- Claro que es posible. ¡Aline!, báñate y sécate. Luego regresa aquí con la fusta, para que nuestro amigo te caliente.

Aline, cada vez mas perpleja y confundida, asintió con la mirada y se dirigió al baño. Volvió al cabo de los pocos minutos con la fusta en la mano.

Y fue azotada brutalmente, ante la mirada impasible de André.

André paró los azotes y comentó :

- Querido amigo. Es la hora del Maestro. Yo debo atender unos asuntos, pero si lo deseas puedes quedarte en la habitación, mientras se departen las clases.

- Voy a aceptar tu proposición. Me quedaré a ver como esta joven se comporta ante un miembro más en el aula.

André, se levantó y tras asearse se marchó. Quedaron a solas, aquel hombre y Aline. Esta se propuso ignorarle, pero no era nada fácil aquella situación.

Cuando apareció el Maestro, Aline se arrodilló y extendió sus brazos en cruz, mientras oía las risas de aquel despreciable ser.

Aline, hacía inauditos esfuerzos en concentrarse e ignorar los comentarios de aquel hombre. Se sentía terriblemente cansada y le dolían los brazos, pero se aferró a la idea de mantenerlos en aquella postura, a fin de evitarse castigos innecesarios. Sentía además, un gran dolor en sus costados y los pechos, por los azotes que acababa de recibir de aquel monstruo.

La clase fue un verdadero suplicio para la joven, ya que aquel hombre no cesaba de meterse con ella. Unas veces la asestaba un azote y otras la insultaba.

Cuando la clase terminó, aquel hombre dijo :

- Maestro, André no está. ¿Cree que sería interesante el que esta joven nos acompañara hasta su casa?. Prometo traerla después sin malos modos.

- En vista de que André no está, que nos acompañe. Pero deberá adecentar su imagen, parece una puta barata.

Se la indicó el que se vistiera. Y se puso un vestido de paseo, cómodo y a la vez práctico. Salieron los tres hacia la casa del Maestro.

El camino transcurrió apacible para los tres seres, que se habían lanzado a una verborrea intranscendente. Lo curioso es que Aline, entraba a fondo en toda la conversación y a ellos parecía agradarles la idea de tener un contertulio más.

Cuando se despidieron del Maestro, Aline pensó que a partir de aquel instante comenzaban los tormentos para ella. Pero no sucedió así. Simplemente, llegaron hasta el río y aquel hombre la propuso el que se bañaran los dos juntos.

Hacía un calor tan axfisiante, que Aline accedió agradecida.

Cuando llegaron a un lugar prefijado, Aline se desnudó ante él con toda naturalidad. El la imitó igualmente y ambos, entre risas y chapoteos se introdujueron en el agua.

Nadaron, bucearon y se pelearon como dos buenos amigos. Al cabo de unos 30 minutos, salieron del agua y se tumbaron en la fresca hierba.

Aline, pudo comprobar el buen porte de su compañero, mientras él se quedaba admirando de nuevo su desnudez.

En un momento determinado, él la dijo :

- Aline, me ha encantado conocerte. No me verás en mucho tiempo, pero deseo que conozcas mi nombre. Me llamo Gustave y soy primo hermano de André. Ahora debemos regresar a la casa. ¡Promete, no revelar a André, que has intimado conmigo!, y no te reportará problemas.

- Gracias Gustave. ¡Descuida!, no le diré nada a André, pero si por una casual está en casa y me pregunta este retraso, ¿qué crees que debería explicarle?.

- Aline, tienes razón. Se nos ha escapado el tiempo. Una solución podría ser el que te atormentase, de esa forma todo quedaría claro. Pero sinceramente, no me apetece hacerlo. ¡Tu decides!.

- Gustave, no me importa si André me castiga por no poderle explicar el retraso, pero no quisiera inmiscuirte y ser causa de desdicha por mi culpa.

- Entonces solucionado. Volvamos a la casa y si André está allí y me pregunta, le contestaré que te retuve a la fuerza. Y si te pregunta a tí, actúa como creas conveniente. Lo mas seguro es que lo pague contigo. Pero, ¡Es posible que no esté en casa!.

André llevaba esperando algo enfurecido, la vuelta de Aline. Hacía una hora que había regresado y su jovencita no daba señales de vida por parte alguna. Realmente, estaba enfurecido.

Cuando los vio les hizo señas de que se acercaran. Gustave, le pidió a Aline, que aguardara en el hall hasta que el se marchara.

Estuvieron juntos unos minutos. Gustave pasó al lado de Aline sin hacer comentario alguno, ya que André estaba cerca.

Aline, se propuso explicarle que la había retenido a la fuerza, pero sin utilizar la violencia.

Cuando quedaron solos, subieron a la habitación y tras pedirle André que explicara su retraso, ella le contó lo acordado.

André pretendió engañarla y confundirla, pero ella se aferró a la misma idea y de esa forma quedó zanjado el asunto, ya que André se tragó el cuento.

El tiempo transcurrió deprisa y con cierta monotonía, sobre todo para Aline. Hacía meses que había terminado las clases y ahora era considerada una mujer respetable. Se acercaba el día de su cumpleaños y André había previsto el celebrar una fiesta por todo lo alto.

Aline estaba en todo su esplendor. Los ataques indiscriminados contra su cuerpo habían cesado por completo, salvo los que André la proporcionaba.

El Maestro la había educado adecuadamente y sobre todo la había dado a entender la vergüenza y la humildad.

Y hasta tal punto habían dejado huella en Aline, que hasta se sentía ruborizada cuando se debía desnudar ante André. Actos que la habían acarreado variadas palizas, pero que no conseguían hacer mella en su forma de pensar.

La víspera de la fiesta llegó. André había dispuesto todo, para que su pareja se sintiera cómoda y feliz, durante aquel gran día.

Aline, se sentía muy alborozada por las muestras de cariño que recibía por parte de todos.

Y la fiesta llegó. Se daría una gran cena y baile para los más de 100 invitados. Estarían presentes, muchos de los que había conocido tiempo atrás, incluido su Maestro.

Los regalos se entregaban en privado a la persona agasajada, por lo que desde primeras horas de la tarde, Aline había ido recibiendo todo tipo de detalles.

Los regalos habían sido de lo mas variados y excéntricos.

Había recibido de manos de su Maestro, un estuche alargado. Al abrirlo, se quedó perpleja. Se trataba de un juego de fustas de variados colores y formas.

Y el Maestro la había exigido probarlos con ella en aquel preciso instante. Aline se quedó desconcertada y angustiada. No es que sintiera vergüenza de desnudarse ante él. Quizá fuera la única persona ante la que se podía desnudar sin más, pero no sentía ganas de ser azotada en aquel día.

Tuvo que aceptar ante la insistencia del Maestro. Se quitó el vestido, dejándose el portaligas, medias y zapatos. Pero el Maestro la conminó a que se desnudara completamente.

Cuando Aline quedó totalmente desnuda ante él, extendió sus brazos en cruz y aguardó a que el Maestro la probara las 3 fustas en la parte del cuerpo que eligiera.

Cogió una fusta finísima de color amarillento y se acercó a ella. Aline estaba nerviosa y excesivamente agitada, ante la presencia de su castigador principal. Sabía que la haría enloquecer de dolor. De hecho había tenido que soportar mas de 2.000 azotes de sus manos y otros tantos de sus servidores.

La azotó los pechos con cierto rigor, ante las exclamaciones de dolor y contorsiones que Aline se veía obligada a hacer, sin bajar los brazos. Después de 30 latigazos, cogió una segunda fusta, algo mas ruda y la azotó las caderas y los costados con redoblado vigor.

Tuvo que parar los azotes varias veces, para obligar a que Aline se incorporara y extendiera los brazos. En estas zonas la asestó uno 50 azotes, antes de cambiar a la tercera fusta.

Cuando la tuvo en sus manos, se la enseñó y la explicó las grandes sensaciones que iba a sentir.

Aline, tenía el rostro cubierto de lágrimas, su respiración era jadeante y entrecortada. Sus pechos se elevaban y descendían con gran velocidad. Realmente, aquella visión estaba impregnada de una alta voluptuosidad, que hacía mas interesante el momento.

El Maestro no parecía inmutarse, por los dolores y los sofocos de su pupila, a la que trataba del modo más sádico que podía. La había educado acorde con las necesidades de André y de él mismo.

Al fin, se posicionó frente a ella y comenzó con media docena de latigazos a su vientre, para seguir después por la parte anterior de los muslos, mientras Aline se retorcía y exclamaba de dolor.

Tras 20 latigazos en estas partes, se situó a su espalda y comenzó a descargarla golpes entre las nalgas y los muslos. A partir de aquellas odiosas sensaciones, Aline ya no pudo aguantar mas la situación y además de bajar los brazos, mientras se retorcía extenuada, intentó zafarse de los azotes. Aún así el Maestro, consiguió asestarla 30 latigazos en estas zonas.

Cuando lo creyó conveniente, paró el castigo y se plantó ante ella, sujetándola por los dos brazos y la dijo :

- Aline. Te has portado muy mal conmigo. Me he enfadado y deberás ser castigada. Esta noche, después de la fiesta te vendrás conmigo a casa. Allí serás castigada como mereces. Ahora, te voy a dar el bálsamo, pero sólo en las partes visibles.

Después de que el bálsamo hubiera actuado en las partes que el vestido no tapaba su desnudez, el Maestro la dijo que se bañara y después se volviera a vestir. La esperaría abajo con el resto de invitados.

Aline le obedeció y se bañó, entre numerosas sensaciones de dolor. Se secó suavemente y se vistió. Luego se arregló un poco la cara y bajó con los invitados.

Encontró a André con el Maestro conversando. Los saludó como si no hubiera pasado nada y entonces André la dijo :

- Aline, el Maestro me ha pedido permiso para que le acompañes a su casa. He accedido, máxime cuando salgo esta noche para un viaje de varios días. Me sentiré mas seguro, si estás protegida por él. Ahora, ve a divertirte por ahí.

Aline, no dio muestras de rechazo. Sabía que de nada iba a servir, así que se separó de ellos y deambuló por la casa, siendo felicitada por todos los presentes.

La cena transcurrió en una gran algarabía y se bebió champán en exceso, principalmente ella, con lo que se alegró algo mas de la cuenta y rió escandalosamente con los invitados.

Cuando los invitados, comenzaron a irse, el Maestro se acercó a Aline y la dijo :

- Querida, sube a tu cuarto, quítate toda esta ropa y ponte el portaligas, medias, zapatos y capa azules. Luego ve a la entrada de servicio. Allí te estaré aguardando en un carruaje. Y date prisa, hemos de llegar pronto a casa y comenzar por aplicar algunos tratamientos correctivos.

Aline, sabía que de nada valdría protestar, así que se apresuró a cumplir aquella orden. André hacía rato que se había marchado.

Se vistió como el Maestro la dijera y bajó por la escalera trasera hasta la puerta de servicio. Salió al exterior y vio un coche que aguardaba. El Maestro estaba dentro. Subió y se sentó frente a él.

A una indicación suya, echó la capa hacia atrás a fin de que su desnudez y las marcas de los látigos quedaran patentes ante el Maestro.

Este, sonrió mientras con su fusta la recorría los costurones del látigo y Aline jadeaba y se contorsionaba ligeramente.

Llegaron en menos de media hora y el Maestro descendió y la ayudó a bajar. Aline ahora, se cubría con la capa. Ambos se dirigieron hacia la casa, en donde un mayordomo y dos sirvientas, con uniformes lascivos les aguardaban.

Se dirigieron al 2º sótano, en donde el Maestro pidió a una de las sirvientas, que le trajera los licores y el estuche rojo.

La otra sirvienta procedió a limpiar aquel sótano, a instancias de su amo. El mayordomo por su parte desapareció para encargarse de otros menesteres.

Cuando la sirvienta apareció con los licores y el estuche, los dejó en una mesita cerca del sillón en el que se había echado el Maestro y se fue hacia su compañera para ayudarla en las faenas de limpieza de diversos aparatos.

A una indicación del Maestro, Aline se acercó a él y se dejó acariciar sin oponer la más mínima resistencia.

El Maestro la pidió que le sirviera algún licor. Cuando Aline se lo entregó, él con una mirada insinuante la indicó que abriera el estuche.


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